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RIOSEQUINO de TORÍO
Datos para su historia
Riosequino y su valle se han destacado a través de la historia
medieval. La riqueza de sus tierras, la belleza de sus múltiples
vallinas y tal vez el aislamiento y la soledad de sus contornos, han sido
objeto de estimación por parte de la Abadía de San Isidoro
y de varios reyes, según vamos a ver.
En el siglo XI estaba Riosequino vinculado al viejo monasterio de
San Salvador del Nido, en León, como patrimonio de realengo, pero
la reina doña Urraca, muy devota de San Isidoro, quiso hacer una
gran donación a este monasterio parecida a la que había hecho
Fernando I en 1063, cuando fueron trasladados los restos del santo hispalense
desde Sevilla a León. Para ello ofreció al sagrado altar
de San Isidoro todas las iglesias y posesiones que habían pertenecido,
hasta 1117, a ese monasterio de San Salvador del Nido. Entre ellas se mencionan
en Torío las siguientes: Milleras, Pedrún, Lagos, La Flecha,
Fontanos, RIOSECO, Villaveza, Villaquilambre y Villarrodrigo. En el año
1122, la misma reina doña Urraca, según doc. nº 382,
del ASIL, concede a los habitantes de Riosequino CARTA DE FUERO, especificando
sus derechos y las rentas que habían de dar, cada año, a
San Isidoro. Tal vez esté equivocada esta fecha de 1122, porque
este documento está firmado por el obispo Arias, que gobernó
la iglesia de León entre los años 1130 y 1135.
Hay otro documento, el nº 138 del ASIL, del año 1131,
en el cual consta que el rey Alfonso VII y su hermana doña Sancha
Raimúndez donan a los canónigos presentes y futuros de San
Isidoro la VILLA DE RiOSECO, en el valle de Torío, con su iglesia,
heredades, pastos, frutos, riachuelos, molinos, entradas, salidas, etc.,
conforme a los límites que se señalan a la villa, de la siguiente
manera:
«Facimus cartam de Rioseco, per términos quibus in
presenti ipsam hereditatem determinamus, videlicel: Per fondo del Val de
Cellerolo et per Fresnedo et per Cima de Otero, de costa de patre. Deinde
per illa Collada et per media lomba et vadit inter montem de Gallinas,
et Val de la riba et venit a la salguera et vadit sub illa fonte de Trabanello
et inter Val de ruvia et Val de Negredo, et exit ad illam carreram de la
Lomba et revertitur ad fundum de Val de Cellerolo.»
Confirman el anterior documento los obispos de León, Astorga,
Oviedo y Santiago; los nobles de la Corte leonesa; los condes y varios
testigos, juntamente con el Concejo leonés. Todos se interesan por
obsequiar a San Isidoro con uno de los mejores regalos que se le podían
hacer en la ribera del Torío.
Cosido al anterior documento hay un requerimiento, hecho en 1332,
para que en virtud de tal privilegio no corten leña ni pasten con
ganados en estos lugares de Riosequino los vecinos de otros pueblos.
En el doc. nº 685 del ASIL, del año 1449, se dice que
el abad Simón hace sacar testimonio autorizado de los términos
de Rioseco porque este lugar de Torío es de su pertenencia, y los
vecinos, sus vasallos, solamente pueden ser juzgados por el juez puesto
por el abad de San Isidoro.
En el catálogo de incunables y de libros raros de la biblioteca
de San Isidoro, en el doc. nº 763, se puede ver que el provisor del
Obispado de León manda a los curas de San Feliz y de Villasinta
que excomulguen a los vecinos de sus parroquias, que hagan daño
en los términos de Riosequino, ya que pertenecen a San Isidoro,
según privilegio del Papa y de los reyes de León. Esto ocurre
el año 1289, siendo rey Sancho IV.
Otra noticia sobre Riosequino se encuentra en la «Historia
de la Real Colegiata», de Pérez Llamazares, pág. 77,
donde se dice que en el año 1427, cuando el abad había perdido
la autoridad para imponerse a sus vasallos en el Infantado de Torío,
nombró encomendero a don Pedro Alvarez Osorio, confiándole
la administración de los siguientes pueblos del Infantado: San Julián
de Ruiforco, Pedrún, Villanueva de Manzaneda, Ruiforco, La Flecha,
Fontanos, RIOSEQUINO, y otros que no pertenecían a esta ribera.
Así consta en el doc. nº 641 del ASIL.
Por estas referencias documentales se ve que Riosequino, con sus
posesiones, estuvo vinculado a la Abadía de San Isidoro desde el
año 1117, hasta que fue nombrado comendero del Infantado de Torío
don Pedro Alvarez Osorio, a cuya encomienda pasó, entre otros, RIOSEQUINO.
Más tarde, los pueblos de esta Encomienda vuelven otra vez a depender
del abad, en 1483, cuando se formó un señorío especial
para el abad.
Según el Dic. de Madoz de 1850, Riosequino tenía 42
casas habitadas, con escuela de temporada e iglesia dedicada a Santa Marina.
Se dedicaban sus vecinos a la fabricación de hilo de lino
y a la lencería. La linaza se cultivaba en toda la ribera del Torío.